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Historia de los vinos de Arribes
Existen dos teorías acerca del origen de la viticultura en los Arribes. Una de ellas defiende que fueron los fenicios los que introdujeron las vides aprovechando la desembocadura del Duero como puerto natural y la otra hace coincidir la entrada del viñedo con la colonización romana.
En cualquier caso, los indicios de una actividad vitivinícola importante datan del siglo XVI, siendo en el XVII cuando la producción de vinos alcanza peso específico en la zona logrando su apogeo en el siglo XIX. El cultivo de la vid desplazó al del cereal por ser los suelos más aptos para ello. En 1.888 la plaga de filoxera entró en Los Arribes del Duero procedente de Portugal, lo que paradójicamente reforzó el viñedo dándole parte de su actual configuración predominando desde entonces las variedades tintas.
Los vinos de Arribes, en la actualidad, presentan un buen afinado, siendo suaves pero sin olvidar ese regusto tradicional que tanto gusta a los amantes del vino. Estos vinos resultan ideales como aperitivos o en la mesa.
Los blancos de Arribes maridan muy bien con quesos suaves y pescado. Los tintos jóvenes con aves y guisos de pescado. Los vinos tintos de crianza con caza, carnes rojas y quesos poderosos.
Climatología
La vid es una planta con una gran capacidad de adaptación pero es en un clima mediterráneo, como el de Arribes, donde encuentra las condiciones óptimas para su perfecto desarrollo. Los veranos son secos, cálidos y soleados, siendo los inviernos fríos produciéndose heladas cuyos efectos se ven amortiguados por la configuración orográfica de la zona.
Desde la primavera la vid recibe un buen nivel de lluvias que aprovecha convenientemente gracias al buen drenaje del suelo y a las obras de canalización para evacuar el sobrante hídrico. Para retener un adecuado nivel de humedad durante la estación estival, la vid cuenta como aliado con un subsuelo pizarroso que además de drenar, actúa como regulador térmico entre el día y la noche.
El clima es uno de los factores de calidad de los vinos de Arribes, pero no el único. La selección de sus cepas ayudan sobremanera a la elaboración de estos vinos tan suculentos.

Variedades de los vinos de Arribes
- Variedades tintas.
La variedad mayoritaria es la Juan García, representando el 60% de la superficie cultivada. Produce vinos tanto jóvenes como crianzas, reservas y grandes reservas de gran personalidad y finura.
Otra variedad tinta de gran calidad es la rufete de la cúal se obtienen vinos de gran cuerpo y estructura.
Otras variedades complementarias son la garnacha y la tinta del país, conocida como tinta Madrid.
Existe otra variedad tinta en la subzona salmantina denominada mandón que posee racimos y uvas de excelente aspecto. - Variedades blancas.
Para la producción de vinos blancos se cultiva principalmente la malvasía, perfectamente adaptada a las condiciones climáticas de la zona.
Otra variedad blanca menor en importancia es la puesta en cruz, que produce vinos espectacularmente aromáticos.
La uva verdejo y la albillo se usan como complementarias.
Los vinos de Arribes
- Vinos tintos de crianza. Los vinos de crianza de Arribes pasan 2 años envejeciendo, de los cuales al menos 6 meses los pasan en barrica.
Todo este proceso da como resultado unos vinos limpios, color rojo fresón, con aromas a frutas del bosque y buenas sensaciones en boca. Buena untuosidad y retrogusto largo. - Vinos tintos jóvenes. Los vinos tintos jóvenes de Arribes presentan una tonalidad púrpura, muy limpia y brillante. Se trata de vinos muy aromáticos, delicados y con la acidez suficiente.
- Vinos rosados. Son vinos a base de uva tempranillo. Los vinos rosados de Arribes presentan una tonalidad brillante, alegre y están muy bien estructurados.
- Vinos blancos. La uva malvasía es la protagonista en los vinos blancos de Arribes. Con ella se elaboran vinos muy limpios de tonos pajizos y una paleta aromática muy extensa que va desde las frutas exóticas hasta ligeros toque florales.
El maridaje de los vinos de Arribes
Arribes del Duero se encuentra en una zona donde las carnes son las protagonistas de la mesa. Un buen chuletón de ternera, un lechazo de cordero o un cochinillo ibérico de Salamanca al horno resultan una brillante elección por estos pagos.
Arribes también es tierra de pucheros potentes y lo es por encontrarse en la zona de las cazuelas recias de Salamanca y Zamora. Un buen tinto de crianza con un buen «calderillo bejarano» o unas «lentejas de La Armuña» resulta imprescindible.
La comida sencilla es, casi siempre, la más sabrosa. Unas «patatas meneás» a fuego lento en cazuela de barro con su pimentón de La Vera, sus ajos y sus torreznos y su aceite de oliva es un plato que se hace con cuatro duros y nos brinda los placeres de la comida de los pastores salmantinos. Si le arrimamos un buen tinto joven de Arribes entraremos más rápidamente en calor.
Los rosados son los reyes de los entrantes. Los rosados de Arribes sorprenden por sus aromas frutales y su finura, su limpieza y su posgusto franco. Ideal para servir al comienzo de los entrantes (ahumados, croquetas, revueltos, pescados fritos, gambas blancas, …). Más tarde, cuando se sirvan unas lonchas de jamón de guijuelo, otro de los manjares de la tierra, podemos dar cuenta de un vino de crianza. Luego, a comer (yo me pido una «olla podrida»).
¡Buen provecho!
Las localidades del vino de Arribes
La comarca de los Arribes ocupa el suroeste de la provincia de Zamora y el noroeste de la de Salamanca. Las localidades que la integran han estado vinculadas a la cultura del vino desde tiempos remotos, lo que se pone de manifiesto en la existencia de numerosas bodegas excavadas en la roca. Haremos un breve recorrido por algunas de las más importantes.
- Fermoselle. Este municipio fue declarado Conjunto Histórico Artístico en el año 1974. Cuenta con unas mil bodegas, algunas de las cuales pueden remontarse al final del medievo. Estas bodegas se caracterizan por sus grandes dovelas de granito formando arcos de medio punto que sujetan la bóveda. La mayoría de ellas se encuentran ubicadas en el barrio de el Montón de Tierra, a lo largo de una zigzagueante calle empedrada. Fermoselle es un lugar de naturaleza y paisaje, de vistas espléndidas y miradores, de espectaculares barrancos y grandes bloques de piedra berroqueña. Los elementos de mayor interés artístico son la Plaza Mayor, el arco, las dos portadas románicas de su iglesia y las muestras de arquitectura popular. Especial mención merecen dos de sus numerosos miradores: el de las Peñas y el de Torojón. Por sus serpenteantes callejas y callejones, nos encontramos con numerosas tabernas que ofrecen a sus clientes la mejor gastronomía local, así como su mejor vino.
- Villarino de los Aires. En esta villa, es obligada la visita al teso de San Cristóbal, desde donde se puede contemplar el río Tormes al fondo de la hondonada como si fuera un diminuto arroyo. Y desde el mirador de la Faya podemos contemplar el cauce del río Duero abriéndose paso entre paredes verticales. Además de este aliciente de naturaleza paisajística, esta localidad nos ofrece la posibilidad de visitar alguna de sus numerosas bodegas, donde se elabora parte de la producción del vino de esta denominación de origen, así como lugares en los que poder deleitarnos con la sabrosa gastronomía local.
- Pereña de la Ribera. Este municipio alberga la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Arribes. Destacan en esta localidad su iglesia parroquial del siglo XVI con un delicado arco conopial y el teso del Berrocal, donde se alza la ermita de la Virgen del Castillo. La naturaleza nos ofrece aquí dos magníficos saltos de agua que se precipitan al vacío desde más de 50 metros: el pozo de los Humos y el pozo Airón. También son dignas de mención las bodegas elaboradoras de vino procedente de cepas centenarias, que podemos degustar acompañado de los platos típicos del lugar.
- Aleávila. En este municipio, es obligada visita para el viajero su iglesia con una torre del siglo XV, una ermita de atrio abierto y un palacio neoclásico con escudo. Podemos deleitar los sentidos desde cualquiera de los miradores existentes: picón de Felipe, picón del Fraile, picón de la Elvira, Llano de la Bodega y Rupitín. La economía del pueblo se basa sobre todo en el cultivo de la uva y de la aceituna con los que se elabora vino y aceite de excelente calidad. Este vino es un excelente acompañamiento para platos típicos como las patatas meneadas y el cuchifrito.
Muy importante
Cuando nos referimos a notas de cata lo hacemos en referencia a vinos muy bien criados y afinados. Vinos que han superado todas las pruebas y que han demostrado estar a la altura de los consumidores más exigentes.
En todas las Denominaciones de Origen hay vinos muy comerciales, vinos baratos que no se ajustan a una cata ciega. Por esa razón los descartamos.
Si usted desea someter a la cata de nuestros sumilliers un vino de su bodega o un vino de su preferencia sólo tiene que hacérnoslo saber poniéndose en contacto con nosotros.
Pero debe saber que nuestros sumilliers obrarán con justeza y es posible que no le guste lo que le digan del vino de su bodega o de su vino favorito.
Esperamos que entiendan que seamos tan estrictos. Todo ello redundará en beneficio de todos los amantes del vino.
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